Análisis crítico de la historia de los medios
Abstract
El periodismo registra (o intenta hacerlo) los sucesos que ocurren en un tiempo y espacio determinados. Los captura para su conocimiento inmediato a través de su publicación en productos comunicacionales que se diseñan y transmiten en diferentes formatos, pero también, cuando estos productos son archivados, los pone a disposición de las generaciones posteriores. Es decir, su revisión permite saber (o aproximarse a ese conocimiento) lo que ocurrió en determinado momento y lugar.
Por eso se suele decir que el periodismo registra la historia. Y ello presenta una posibilidad, pero también un problema.
La posibilidad, magnífica, es que, cuando el periodista es consciente de esta responsabilidad, asume con mayor criterio su labor cuasi notarial, esa de dejar constancia de lo que pasó de pronto o fue resultado de un plan de acción; de lo que se hizo o dijo, o de lo que dejó de hacerse y de decirse.
Cuando es así, el rigor propio del buen periodismo no es una exigencia adicional para el reportero profesional; más bien, es una característica natural, intrínseca en él. Nadie va a tener que decirle cómo hacer mejor su trabajo, porque sabe que de la calidad de sus datos y citas consignados depende que, en el futuro, se cuente bien esa historia. Del ángulo que elija para ‘levantar’ la noticia, dependerá su jerarquización y, por lo tanto, su dimensión en la publicación y su ubicación en el archivo. Y es ahí donde se presenta el conflicto, generado por la necesidad de reportar con objetividad, entre la historia y el periodismo.
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